Tina Modotti
Tina Modotti (1896-1942)
Tinísima, una gran mujer y una gran artista. Aunque ella nunca se tomó en serio a si misma como tal: “Soy una fotógrafa y nada más, y si mis fotografías se diferencian de lo generalmente producido en este campo, es porque yo precisamente trato de producir no arte, sino fotografías honradas, sin trucos ni manipulaciones”.
Italiana de nacimiento y mexicana de alma, dedicó su vida a los pobres, a los olvidados, creyendo, en 1923, que otro mundo era posible.
Revolucionaria y activista, constantemente escandalizó a la mojigata sociedad mexicana. Tildada de una perdida, extranjera y comunista, acusada injustamente de asesinato de su compañero y de conspiraciones contra los políticos mexicanos fue expulsada de este país que creyó ser suyo. “Bella fotógrafa y prostituta italiana asesina a su amante” decían los titulares de los periódicos, mientras la policía difundía fotos que mostraban desnuda su imperdonable belleza.
Vivió siempre sobre el filo de la navaja: una vida de supervivencia, ambición artística e intensas inquietudes políticas.
De una pobre inmigrante que se ganaba la vida como modista a modelo, actriz de cine mudo, fotógrafa, luchadora política.
De su natal Italia a California, de México a Alemania, de URSS a España y de nuevo a México.
Del amor con un prestigioso fotógrafo casado y con hijos quien la introduce a la fotografía a un amor eterno con un dirigente estudiantil cubano.
De la cárcel mexicana a la militante de la Guerra Civil española.
De morir en miseria y anonimato a ser considerada uno de los creadores de la fotografía moderna.
Y siempre fumando, siempre con su falda negra, blusa blanca y el pelo recogido en un moño, porque no podía permitirse tener más que otro.
Su sensibilidad le permitió captar la realidad de México, descubriéndolo y descubriéndose al mismo tiempo. Sus fotografías de la cotidianidad se convirtieron en “íntimos descubrimientos de esa miseria que, cuando la tocas con los ojos, te obliga a elegir un camino”.
Tina Modotti por Edward Weston
Tina Modotti por Johan Hagemeyer
Autorretrato
Tinísima, una gran mujer y una gran artista. Aunque ella nunca se tomó en serio a si misma como tal: “Soy una fotógrafa y nada más, y si mis fotografías se diferencian de lo generalmente producido en este campo, es porque yo precisamente trato de producir no arte, sino fotografías honradas, sin trucos ni manipulaciones”.
Vivió siempre sobre el filo de la navaja: una vida de supervivencia, ambición artística e intensas inquietudes políticas.
De una pobre inmigrante que se ganaba la vida como modista a modelo, actriz de cine mudo, fotógrafa, luchadora política.
De su natal Italia a California, de México a Alemania, de URSS a España y de nuevo a México.
Del amor con un prestigioso fotógrafo casado y con hijos quien la introduce a la fotografía a un amor eterno con un dirigente estudiantil cubano.
De la cárcel mexicana a la militante de la Guerra Civil española.
De morir en miseria y anonimato a ser considerada uno de los creadores de la fotografía moderna.
Y siempre fumando, siempre con su falda negra, blusa blanca y el pelo recogido en un moño, porque no podía permitirse tener más que otro.
Su sensibilidad le permitió captar la realidad de México, descubriéndolo y descubriéndose al mismo tiempo. Sus fotografías de la cotidianidad se convirtieron en “íntimos descubrimientos de esa miseria que, cuando la tocas con los ojos, te obliga a elegir un camino”.
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