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Dora Maar: en la sombra de un genio



Para muchos es conocida sólo como una de las amantes de Picasso, inmortalizada por él en más de treinta retratos, en los que su bello y misterioso rostro poco a poco se va desfigurando por el llanto y amargura.
Su tormentoso romance con Picasso ha durado siete años, en los que ella pasa de una extrema felicidad a la locura y soledad. “Después de Picasso, sólo Dios”, dijo ella al psicoanalista que la ayudó soportar el abandono del pintor.
¿Hubiera sido conocida y apreciada si no fuera por su relación con Picasso?



Dora Maar en realidad se llamaba Henriette Theodora Markovitch , era hija de una francesa y de un croata. Nació en París pero pasó la primera parte de su vida en Argentina, donde trabajó su padre que era arquitecto y donde aprendió a hablar el español. A los 20 años regresa a París y se mete de lleno al mundo de arte, primero como estudiante de pintura y luego como fotógrafa, entonces cambia su nombre por otro más corto y más sonoro.


Dora Maar poseía una belleza intrigante y exótica. Cautivaba con su mirada melancólica, con sus manos de una perfección legendaria, con sus uñas afiladas y pintadas siempre de un rojo intenso y con sus extravagantes sombreros. Independiente, radical, inteligente, liberal, con fama de una desenfrenada amante atrae todas las miradas y entre sus admiradores están G. Bataille, L. Buñuel, A. Breton, M. Ray (así la ve en la foto de al lado).



Se convierte en una fotógrafa profesional, le atraen temas tan variados como el glamour de la moda, la sensualidad de los desnudos, la pobreza y la desesperación de los barrios pobres de Barcelona. Poco después se integra al grupo surrealista.






Por su cámara desfilan sus nuevos amigos, retratados con una impresionante sensibilidad. Su Retrato de Ubú, una criatura monstruosa y ciega, se convierte en el icono fotográfico del movimiento surrealista. Experimenta con el collage, el fotomontaje y la sobreimpresión para lograr una atmósfera onírica y enigmática, con un aire “Chiriquiano”.



En esta etapa la conoce Picasso. Corre el año 1936, ella tiene 29 años, el 55. Coinciden en un café parisino. Ella juguetea con una navaja, cruzándola entre sus dedos. A veces se corta, y la sangre mancha sus guantes negros con rosas bordadas. Picasso le habla en francés, pidiendo que le regale los guantes, ella le responde en español. Así comienza todo.







Lo comparten todo, hasta el estudio donde Picasso crea Guernica y Dora fotografía todo el proceso de la creación y aparece en el cuadro como la mujer llorando que sujeta la lámpara.



Luego las guerras, el miedo, las limitaciones debilitan su relación y luego viene la ruptura definitiva. Picasso conoce a François Gilot, cuarenta años más joven que el pintor, que se impone sobre todas sus amantes anteriores. Dora Maar, consumida por los celos y el olvido de Picasso cae en una profunda depresión que la llevará al abismo de la locura.




Por más de 40 años se encierra en su apartamento de París, donde muere en 1997, a los 90 años.

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